No te la pierdas, una de las rutas más conocidas del Parque Natural de Redes, y que cuenta con bastante afluencia de senderistas durante todas las épocas del año.
Es una ruta muy atractiva, con gran diversidad de paisajes, donde el sonido del agua nos acompaña durante gran parte del trayecto, a veces más cercano y otras un poco más alejado.
La ruta se inicia en el precioso pueblo de Caleao, en el concejo de Caso. Para llegar a Caleao, vamos en dirección a Langreo, después a Pola de Laviana y continuamos en dirección a Campo de Caso. Pasaremos los embalses de Rioseco y el de Tanes. Después de pasar el pueblo de Tanes, nos desviamos por un puente a la derecha en dirección a Caleao y, al final del puente, vamos a la izquierda, siempre siguiendo las indicaciones a Caleao.
Hay que dejar los coches a la entrada del pueblo, que es donde viene marcado el inicio de la ruta. Iniciamos la ruta hacia las 11:30 h de la mañana con un día espléndido, soleado y cálido. El trayecto no tiene pérdida: hay que seguir las indicaciones y señales del camino.
El primer trayecto no tiene dificultad; transcurre por una pista por la que vamos apreciando el paisaje del valle rodeado de las altas montañas. La pista desemboca en un camino que llevaba a unas viejas minas de hierro y que, poco a poco, se va estrechando. Pasamos por un viejo molino reconstruido mientras nos vamos adentrando, ya con la proximidad del río, al desfiladero que forma el río Arrudos.
Pasaremos por algunos puentes de madera sobre los saltos del río. Después de pasar el puente de Calabazosa, de madera y un poco más alto que los anteriores, nos adentramos en el tramo con más dificultad, llamado la escalerona, pues a modo de escalera subiremos por entre las piedras y grandes losas, atravesando el desfiladero y apreciando las abruptas montañas y rocas de la garganta hasta alcanzar la pequeña pradería del Colladín. Es aconsejable utilizar bastones para la subida, y especialmente para la bajada, ya que las zonas húmedas de la escalerona pueden ser muy resbaladizas.
Continuamos después por un sendero más cómodo, que atraviesa un pequeño bosque de hayas y robles, hasta llegar a la conocida Fontona, donde hay una toma de aguas para Gijón. Algunos senderistas finalizan aquí la ruta, pero si no estás muy cansado y te gusta caminar por la naturaleza, disfrutarás de un adorable paseo por un bello bosque, el hayedo de Los Arrebellaos. Así que pasamos la Fontona y seguimos por un pequeño sendero que va dejando el río a la izquierda. Siempre de manera ascendente, pero sin dificultad, subimos por la ladera de la montaña caminando entre el bosque, hasta alcanzar las brañas de Roxecu. Hay algunas cabañas ya en ruinas, una fuente y abrevadero de agua fría donde paramos a comer y a descansar, y desde donde hemos sacado esta fotografía con la perspectiva del bosque por el que hemos pasado y las montañas, al fondo, que forman la garganta del desfiladero.
Desde estas brañas todavía se puede seguir. Hacia la izquierda y en poco más de media hora, se puede visitar un pequeña laguna llamada Ubales. Y si continuamos hacia la derecha, en unas dos horas se pueden alcanzar unas brañas con mayaos aún mas altos, donde las vistas son espectaculares divisando todos los picos del entorno, según nos explicó un paisano del lugar que retornaba con su burro cargado de astas de rebecos que mueren en el invierno, con su perro acompañándole y su viejo zurrón de piel de cabra a la espalda.
Nosotros hemos tardado en llegar hasta las brañas de Roxecu unas tres horas. Después de comer y descansar, el cielo se empieza a cubrir con nubes y la niebla parece amenazar con asentarse sobre las cumbres, como es costumbre en estas altitudes, al empezar a caer la tarde.
Iniciamos el camino de regreso sobre las 5 h de la tarde por el mismo camino, un poco más despacio y apreciando las tonalidades y los ejemplares del bosque. Hacemos varias paradas apreciando partes del paisaje que a la subida nos habían pasado desapercibidas, y ya cerca de las 8 h de la tarde llegamos a los coches.
30-04-2006
GEA Grupo de Ecología Activa