Consumir menos o consumir a un ritmo que permita la regeneración o reposición del recurso, de tal manera que siga quedando suficiente para las generaciones futuras.

Comercio justo. Que gane el que más lo necesita.

Consumo de productos locales y frescos. Seguramente se colocarán en el mercado con menor gasto energético y de envasado y con menos conservantes y colorantes.

Consumo de productos reciclados y reciclables. Si se puede, escoger productos que no sean de un solo uso. Ejemplo: servilletas de tela y vajilla de cristal frente a las servilletas de papel y platos de plástico.

Consumo imprescindible: ¿es necesario lo que voy a comprar?

Aparatos eléctricos: escoger los de mayor eficiencia energética. En todas las etiquetas aparecen unos códigos de eficiencia, que van desde la A (mayor eficiencia) hasta la F (eficiencia nula). A igualdad de uso, escoger los productos con menor cantidad de embalaje, menos tóxicos y más duraderos.

No buscar soluciones químicas para todo. Recuperar recetas caseras para sustituir muchos productos de limpieza. Cuidar y conservar los muebles. Comprar muebles con madera certificada FSC o madera reutilizada, o muebles de mimbre. Aprovechar bien el papel. Suprimir el gasto innecesario de envoltorios y cartones.

Evitar el consumo de pilas. Usar pilas recargables.

Aprovechar bien todo lo que compremos. En la alimentación, consumir en lo posible productos derivados de la agricultura y ganadería respetuosas con el medio ambiente (producción ecológica o producción integrada).
Evitar el consumo de alimentos transgénicos o con muchos aditivos.
Recuperar buenos hábitos alimenticios: menos carne y más verduras y legumbres. Es más sano y se necesitan menos recursos (tierra fértil, agua y fertilizantes y plaguicidas) para producir una dieta basada en los vegetales que una dieta basada en la carne.

Escoger las especies de pescado obtenidas por artes selectivas (como la merluza pescada con anzuelo), y animales de granja criados por métodos no intensivos. No consumir especies prohibidas ni ejemplares que no tengan la talla mínima. Interesarse por que lo que compramos reúna algunos de los requisitos señalados anteriormente. El vendedor tomará nota.


Extraído de Guía
GEA de buenas prácticas medioambientales.

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